¿Es válida o no la opinión de una homeópata respecto a la vacunación?

La semana pasada publiqué en http://www.todoesciencia.gov.co este artículo http://todoesciencia.gov.co/antivacunas sobe el debate entre la comunidad científica  y la sociedad civil,  y los grupos anti-vacunas. Un comentario en Facebook desestima la calidad del artículo porque se entrevista a una médica homeópata (también medica cirujana de la Universidad del Bosque), he aquí mi respuesta extensa al comentario, que me parece además una gran oportunidad de hacer mayor claridad sobre lo expuesto en el artículo.

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Hola, Carlos. Soy la autora del artículo. Respecto a su comentario tengo varias cosas que decir un poco extensas, pero que me parecen pertinentes y necesarias ante su demanda.

En primer lugar, sobre las credenciales de la persona entrevistada(la homeópata que parece incomodarle) quiero recordarle  que es, antes que homeópata, médica cirujana de la Universidad del Bosque (con una especialización en homotoxicología, programa ofrecido por esta universidad, y acreditado por el Ministerio de Educación Nacional), así como Ricardo Gómez Palacios es médico de la Universidad Nacional de Colombia. Ambos son médicos.

De otro lado, las especializaciones de la doctora De Jonge (la de osteopatía) es en la Universidad Nacional de Colombia, en donde se ofrece este programa, también acreditado por el Ministerio de Educación Nacional.

Existen muchos médicos en Colombia, incluso en altos cargos directivos del sistema de salud, que han optado por estas especialidades.  Le dejo el enlace al programa ofrecido por la Universidad Nacional de Colombia en Medicina Alternativa, que es el que cursó la médica De Jonge.

Si estas credenciales y aclaraciones no son suficientes, pues no porque un programa sea ofrecido por universidades serias y acreditadas en el país significa que una fuente tiene algo que decir respecto a este tema, me gustaría aclararle que hasta hace no mucho (digamos unos cien años, tiempo en el que la medicina ha evolucionado mucho más que en todos los siglos anteriores juntos, como lo señala Michel Foucault en El Nacimiento  la Clínica, le dejo el enlace) la medicina se parecía mucho más a la homeopatía que hoy tanto molesta a mucha gente, pues no contábamos con una gran cantidad de aparatos y técnicas y, sobre todo, no se concebía el cuerpo humano como un campo de experimentación, lo que sí sucede hoy con el surgimiento de la llamada clínica.

Para aclarar estos puntos de vista, le reitero que es interesante chequear las primeras páginas del libro citado de Foucault, una hermosa exploración del origen y desarrollo de la clínica (no de la institución llamada clínica, sino del campo de estudio llamado clínica, referido al cuerpo humano como campo de experimentación, como laboratorio). Antes la medicina era mucho más observación e inferencia que comprobación con imágenes diagnósticas y exámenes, como los es hoy en día. Como le digo todos estos son inventos muy recientes y sin duda muy buenos para la especie.

Que eso haya sido así, que los orígenes de la medicina, como lo confirman los tratados de Galeno (que  con gusto puedo compartirle si desea consultarlos), se parezcan mucho más a la homeopatía, tampoco es prueba de nada más que de que “fueron un comienzo”, no significa ni mucho menos que el dictamen de la homeopatía hoy en día sea cierto o válido, pero sí significa que es un campo de estudio que, muchas personas, tanto desde la praxis médica como desde la perspectiva del paciente, siguen considerando válido, máxime si es que creen, sienten o sospechan que la medicina tradicional (la llamada alopatía) no les es útil o no es lo que quieren para sí.

Creo que el artículo sugiere de muchas formas que las decisiones sobre el cuerpo, en su generalidad son individuales, cada persona está en total derecho de decidir si se quiere tratar con hierbas, con un chamán o con el mejor de los especialistas de una gran universidad (en teoría tiene esa posibilidad, en condiciones ideales en las que todos podemos acceder a los mismos servicios), por irracionales que a muchos nos parezcan esas decisiones, cada quien está en el derecho de ser informado sobre las intervenciones que se hagan en su cuerpo y a decidir rechazarlas, como lo confirma la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de 2005 (artículos 5, 6, 7 y 8). 

Respecto a estos puntos, el artículo propone que la vacunación en particular es un tipo de intervención médica diferente porque se hace sobre personas sanas y no sobre personas enfermas, y porque la decisión de vacunarse o no, no lo afecta solamente a usted, como cuando tiene un cáncer y decide no tratárselo, como dice literalmente mi artículo. (esta discusión se me ocurre que puede hacerse extensiva al caso del aborto).

El artículo propone además o quiere sugerir que la duda razonable sobre los procedimientos de vacunación son  lícitas (mi interés no era defender una u otra postura, ni tomar partido por alguna de las dos), no solo por tratarse de intervenciones en el cuerpo sino además porque los ciudadanos no son informados en casi ningún caso de cómo les sirven las vacunas, cómo los afectará y cómo los beneficiará, qué riesgos conlleva (como cualquier otra sustancia médica que entra en el cuerpo los pacientes tienen el derecho a  ser informados sobre estos aspectos).

Este punto de vista (los ciudadanos no están informados) está propuesto por el testimonio del doctor Ricardo Gómez, quien dice que la medicina y la ciencia fallan al educar a las comunidades y en no ser más acogedoras con las mismas.  

Este punto de vista se confirma como claramente lo dice mi artículo por el punto de vista de De Jonge, quien opina exactamente lo mismo, que a la gente no se le informa que es lo que se le va a hacer sino que se asume que deben dejarse vacunar sin saber nada más, solo porque el estado o los médicos lo dicen.

En su testimonio viene después una acotación sobre “otras cosas que suceden con las vacunas,” que son un poco más dudosas (como que se aplican vacunas a punto de expirar o como parte de pago de deuda externa del país) y que solo podrían contrastarse con puntos de vista como los de, quizás, un ministro o ex ministro de salud (lo que en todo caso no los haría ciertos o falsos, solo contrastables), quizás ahí haya un sesgo que pueda incomodar, pero mi intención con este testimonio era que el lector lo conectara con los argumentos de los grupos anti-vacunas, que listo detalladamente en una parte del artículo: por ejemplo los argumentos conspiracionistas, que son justamente los que hacen carrera en whatsapp, al igual que las fake news,  y contra los que aún no encontramos como luchar por andar jalándonos los pelos al son de los gritos de ¡ignorancia! ¡muerte a los ignorantes! ¿Qué hay detrás de esto: desidia, pereza por comunicar, por informar, desprecio al que piensa diferente, hay también poder expresado en la forma «tiene que hacer esto porque se lo digo yo, bruto». Es un asunto de poder. 

Sin embargo, es claro que la médica De Jonge no se identifica a sí misma como alguien de un grupo anti -vacunas. Si se fija, el artículo carece de un testimonio de alguien que se identifique a sí mismo como detractor radical de las vacunas, y de hecho queda muy en claro que estos grupos radicales son más bien marginales. Y en realidad no pude conseguir uno de estos testimonios, la única persona que se interesó al final se negó por considerar que no quería exponer su identidad pues en otro ámbitos ha sido maltratada por su postura.

La doctora De Jonge simplemente tiene objeciones desde su praxis médica y desde su conocimiento del tema, avalado por sus estudios en instituciones reconocidas y certificadas por el Ministerio de Educación Nacional, además de tener prestigio y reputación en el país.

Por último, me parece inquietante que le moleste el testimonio de una médica cirujana porque es también homeópata, pero no le incomode ni reaccione a que un médico gastroenterólogo inglés, con todas las credenciales requeridas, haya publicado en una revista científica una información tan grave y probadamente falsa como la que publicó Andrew Wakefield.

Le resumo este argumento: un médico de un país desarrollado, que publica en revistas científicas, puede ser tanto o más embaucador que uno de esos médicos que a usted le parecen tan sospechosos por ser homeópatas.

Como bien lo señalan José Luis Peñarredonda y Bárbara Morales, el artículo plantea una visión desde los estudios sociales de ciencia, y pretende poner en perspectiva un debate muy actual y pertinente, pues aunque a muchos les (o nos) disguste que existan grupos anti-vacunas o personas objetoras de las mismas, su actitud no es ni mucho menos anti-científica: dudar y cuestionar quizás sean las actitudes científicas por excelencia, y la vida desde todas sus perspectivas es incertidumbre pura, y la historia de la ciencia es la historia de la corrección de hipótesis equivocadas.

El artículo no es científico, es de divulgación, y reitero, desde la perspectiva de los estudios sociales de ciencia, por esta razón no se basa únicamente en argumentos de tipo científico ni mucho menos tiene por objeto constatar lo dicho desde una perspectiva científica, sino que asume otros puntos de vista de interés para un debate que es evidentemente de corte social, como se propone desde el título mismo.

Los estudios sociales de ciencia son una especialidad de estudio dentro de las ciencias sociales, la Universidad Nacional de Colombia ofrece también este programa, y cuento con buena bibliografía al respecto por si quiere informarse un poco más, como estudiante del pregrado de filosofía cursé las electivas dictadas por Alexis de Greiff sobre este tema, cuya propuesta general y amplia es que la ciencia es también una construcción social.

Otro de los objetivos de mi artículo es precisamente hacer ver que, gústenos o no, hay personas que se oponen a la vacunación, y que es interesante y necesario conocer sus creencias y motivaciones. En esa medida el doctor Gómez Palacios me pareció una fuente excelente, pues es un médico, científico, pero también con estudios sociales de ciencia y bioética. La medicina es también, al igual que la ciencia, un campo de estudio social, quizás más que muchos otros. Y la vacunación es un asunto eminentemente médico-científico y social, como remarco al final del texto.

Si quiere hablar más conmigo del tema me cuenta y con mucho gusto lo hacemos. Gracias por sus comentarios. Este tema de estudio está también muy en los intereses de otra llamado bioética, la Universidad del Bosque ofrece una maestría y un doctorado en esta materia, y tengo buenos amigos reconocidos en esta campo de estudio, que podrían ampliar su perspectiva si  así lo quiere.

Y para cerrar, su comentario es sin duda de gran utilidad para los estudios sociales de ciencia, la sola mención de la homeopatía causó un enorme sesgo en usted, tan grande que le hizo olvidar las demás credenciales de la doctora e ignorar que un médico muy reputado, con credenciales suficientes como para publicar en The Lancet, causó un enorme daño con sus actuaciones. De eso se tratan un poco los estudios sociales de ciencia, de estudiar estas sutilezas. Por último me gustaría saber por qué considera que el testimonio de un economista es de mayor interés para el artículo, sobre todo a la luz de lo que he expuesto en este texto. 

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